En nuestra cultura tenemos muchas tradiciones y costumbres que llevamos arrastrando durante siglos y que bajo un ojo crítico siempre se ven con un aura de sorpresa e incomprensión. Sin embargo, pocos hay que suscitan una mística tan grande como los que tienen que ver con las costumbres de las novias y sus vestidos de boda.
El día de su boda es para una mujer uno de los más importantes de su vida, por ello se cuidan todos los detalles y costumbres al milímetro y muy especialmente aquellos que están relacionados con su vestido de boda. Tanto el velo como la cola de un vestido de novia están pensados para crear un aura de misticismo y pureza que deja con la boca abierta a todos los que lo ven y, en especial, al novio.
La primera vez que aparece la cola en el vestido de novia es durante el siglo XVI. En aquel entonces le daba al vestido una relación con la realeza y daba a entender la pertenencia a una clase social alta. Cuanto más elaborada fuese la cola y mejor calidad presentase la tela, más prestigio representaba. La cola depende de la forma del vestido, que, a su vez, debe adaptarse a la figura de la novia. Los 7 tipos principales son los siguientes:
1. Cola barrida
La cola barrida tiene la longitud justa para cubrir los pies de la novia y es el tipo más básico y más corto que podemos encontrar. Los vestidos de novia más sencillos son los que suelen llevar este tipo de cola de tan solo unos 30 centímetros más larga que la parte delantera del vestido.
2. Cola de corte
Como su propio nombre indica es el tipo de cola que se asocia a la ropa de las damas de la corte. Son aquellas que miden a partir de 30 cm y hasta un metro de longitud. Es la cola más habitual en ceremonias clásicas y tradicionales.
3. Cola de capilla
Para las novias que quieran sentirse como una princesa en su gran día, la cola de capilla es la opción más cómoda y encaja a la perfección con la mayoría de los estilos. Tiene una longitud de metro y medio. No tiene la grandeza de las colas más largas, pero es una cola que impresiona a primera vista. Su longitud la hace vistosa, pero al mismo tiempo no presenta la incomodidad de las colas más largas.
4. Cola de catedral
La cola de catedral es la que sigue en longitud a la cola de capilla, alcanzando desde los dos metros hasta los dos metros y medio desde la parte baja de la cintura. La llevarán las novias más tradicionales, que no deberán olvidar pedirle a sus damas de honor ayuda durante la ceremonia, sobre todo para sentarse.
5. Cola real
Para la novia que siempre ha soñado con lucir como una reina el día de su boda, el estilo de vestido ideal será uno con cola real, lucido por reinas y princesas como Victoria de Suecia, Diana de Gales, la princesa de Holanda o la reina Letizia.
En este caso, la presencia de las damas de honor será indispensable para que la novia pueda llegar al altar sin dificultad, ya que la longitud de la cola real se extiende a más de tres metros.
Solo debe usarse en catedrales o grandes templos, ya que la cola abarcará todo el pasillo de la iglesia, y la ceremonia deberá estar a la altura de la majestuosidad del vestido. En este caso, se recomienda tener un segundo vestido para la fiesta posterior.
6. Cola desmontable
Se acopla en la parte trasera del vestido, en la cintura, y se puede quitar durante la celebración cuando desee la novia para estar más cómoda.
7. Cola watteau
Es la única que sale de la parte superior del vestido, bien de los hombros o bien de la espalda. Esta cola puede tener la misma longitud que tu vestido, puede caer directamente hasta el suelo o se puede prolongar un poco más. Este tipo de cola no es la más común, pero marcará la diferencia.